La demolición fallida que no impidió travesía de Frente Progresista a alcaldía de Acapulco.

 

HB Noticias

 

Acapulco, Gro., (09/jul/2018). Alrededor de la medianoche del viernes 29 de junio (2018), civiles armados, así como policías municipales acompañados por auxiliares del Tribunal Superior de Justicia del estado de Guerrero, comenzaron la demolición del edificio de la Coprera, sede del Frente Progresista Guerrerense, con apoyo de una máquina retroexcavadora y trabajadores de la construcción.

La acción fue interrumpida por integrantes del Frente, quienes se dieron cita en el lugar 30 minutos después que comenzó a ser destruido.

La maquinaria alcanzó a derribar buena parte del primer nivel, el cual quedó reducido a escombros.

 

 

El hecho fue calificado como un acto político e intimidatorio contra activistas del Movimiento de Regeneración Nacional en Acapulco, quienes promovieron el voto de Andrés Manuel López Obrador en coordinación con integrantes del Frente Progresista.

 

 

Inmueble emblemático.

El edificio de la Coprera, sede de la Unión Mercantil de Productores de Coco, es un inmueble emblemático, ubicado en la esquina de la calle Seis y la avenida Ejido, al poniente de Acapulco, donde la mañana del 20 agosto de 1967 se registró la matanza de al menos 35 productores de coco y más de 150 heridos, cuando productores del campo fueron recibidos a balazos por pistoleros bajo el mando del cacique Rosendo Ríos Rodríguez, con la protección de policías judiciales, quienes marcharon desde Costa Grande, para exigir mejor precio para la copra.

 

 

El representante del Frente Progresista Guerrerense, Eloy Cisneros Guillén, responsabilizó de lo ocurrido a los gobiernos federal, estatal, y municipal, al recordar que los intentos por arrebatarles el inmueble fueron iniciados por el Ejército Mexicano, el pasado 12 de octubre (2017).

En su momento, Cisneros Guillén cuestionó: “¿Por qué actúan a altas horas de la noche?, ¿Si son actos legales por qué no actúan de día, por qué no presentan documentos?”, y subrayó que el presunto dueño no ha presentado ningún documento que acredite la posesión del inmueble.

 

 

Antecedentes.

El 12 de octubre de 2017, unos 50 elementos del Ejército Mexicano irrumpieron en el edificio.

Posteriormente, el 7 de noviembre, elementos de la policía Ministerial colocaron sellos de aseguramiento, sin presentar orden de desalojo o documentos de allanamiento.

En otra intentona, el 15 de junio (2018), el edificio de la Coprera fue rodeado por policías municipales, quienes sacaron todas las pertenencias y documentación del Frente Progresista, después de romper los candados del acceso principal.

 

 

Símbolo de impunidad.

El edificio de la Coprera es un inmueble icónico, que sintetiza la impunidad y actos de represión que han sufrido diversos sectores del pueblo de Guerrero y México, reflexionó el representante legal de la Unión Mercantil de Productores de Coco del estado de Guerrero, Jorge Luis Salas Pérez.

Salas Pérez mencionó “el edificio de la Coprera representa para nosotros una historia imborrable, la cual llevamos nosotros los copreros, los mexicanos, los guerrerenses, como todas las masacres que ha habido en el país, donde reinó la impunidad”.

 

 

Recordó que “los responsables nunca fueron castigados”, y lamentó que “a los copreros los mataron solamente por pedir el incremento del precio de la copra; hoy nos siguen atacando, ya nos han atacado varias veces sin sustento legal”.

Caminando entre cascajos, Salas Pérez reflexionó que “aquí tocan fibras muy sensibles, el edificio de la Coprera representa toda la ciudadanía que ha sido golpeada salvajemente, empezando por el 20 de agosto de 1967, Aguas Blancas, El Charco, Tlataya”.

Salas Pérez sentenció que “el momento que eligieron es para intimidar y evitar que la gente se pronuncie en favor de López Obrador”.

 

 

La ola guinda.

La intentona fallida de demolición de la Coprera no tuvo el efecto anhelado por sus ejecutores.

 

 

El resultado inesperado de la votación del primero de julio representó la respuesta abrumadora y contundente a años de injusticia e impunidad acumulada.

Menos de 48 horas después, miembros del Frente Progresista Guerrerense festejaron de forma inesperada, junto a miembros y simpatizantes de Morena, la victoria en la presidencia de la República, Congreso federal y los locales, y la alcaldía de Acapulco, “la joya de la corona”.

Uno de los capítulos de la elección del primero de julio de 2018, terminó con un tsunami arrasador reflejado en las urnas, ante el cual la ola represiva del Estado no pudo imponerse.

 

 

 

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