Acapulco, lugar en que son destruidos los sueños de futbol profesional.

Foto: Rulovsky Pharaoh. Monumento perfecto a los proyectos de futbol profesional en Acapulco, el estadio inconcluso rumbo a Barra Vieja.

 

HB Deportes

 

Opinión

 

Por: Héctor Briseño.

 

Foto: El estadio que no fue…(6/feb/2016)

 

Acapulco, Gro., (30/abr/2020).

 

La palabra Acapulco significa “el lugar en que fueron destruidos o arrasados los carrizos”.

De acuerdo a la etimología náhuatl, Acatl significa carrizo; Poloa significa destruir o arrasar; y Co, en el lugar.

 

Foto: El estadio que no fue…(6/feb/2016)

 

 

Lo mismo en el caso del futbol profesional: Acapulco es el lugar en que son destruidos los sueños de aquellos que anhelan un equipo propio al cual celebrar un gol.

Nada diferente se vislumbra.

 

Lo mismo de siempre.  

Cada intento por establecer un equipo de balompié que represente al puerto de Acapulco en ligas mayores, ha sucumbido como los galeones que yacen al fondo del océano.

 

Foto: Rulovsky Pharaoh. (Abril/2020) 

 

La historia de los sueños rotos registra anécdotas grotescas, del tamaño de un estadio, unas más para el olvido, como el registro indebido de los jugadores.

En 1993, redactores de la revista de circulación nacional Tarjeta Roja, escribieron: “equipo maldito éste del bello puerto, al que no le bastan franquicias prestadas o compradas; recurrir a todo tipo de entrenadores o traer a jugadores destacados para lograr permanecer siquiera en el grupo de ascenso o segunda nacional”.

La publicación fue realizada tres años después del único y máximo triunfo de un club verdaderamente acapulqueño en el futbol de paga: los Guerreros de Acapulco, que lograron ascender de la Segunda división B a la Segunda A.

 

Foto: El torneo de los Barrios femenil 2019 tuvo tribunas llenas en la Vicente Suárez. (HB/28/oct/2019)

 

 

Desaires.

Desde entonces (26/may/1990), han transcurrido tres décadas con un denominador común: inversionistas foráneos, quienes con aparentes buenas intenciones, intentan brindar a la afición acapulqueña lo que solo algunos han logrado con destellos, la alegría de gritar goles de un club profesional de futbol  propio.

La lista es larga, desde los Guerreros de Acapulco de la Primera A, que antes de convertirse en Mexiquense a finales de los 90, solo tenían como aficionados a un puñado de reporteros en las tribunas de la unidad deportiva.

Otros Guerreros de Acapulco en Segunda división, que dirigidos por Emilio Gallegos llegaron a una semifinal.

Los Jaguares del empresario Burillo en la Primera A, a principios de este siglo, que estuvieron cerca de una final hasta que cayeron ante La Piedad. Pero ni con grandes jugadores, muchos seleccionados nacionales, consiguió el arraigo. Adiós después de dos campañas.

 

Imagen: Ningún escudo acapulqueño figura en el futbol nacional.

 

Declive.

Motivos son muchos, la falta de un proyecto serio, el deseo de empresarios de exprimir a los gobiernos, la nube de promotores e intereses que rodea al futbol profesional, aunado a la debacle económica que inició en Acapulco a principios de los 90, primero con la cancelación de decenas de vuelos internacionales. Desde el año 2000 en adelante, la epidemia de la inseguridad, ha provocado un escenario inestable y poco propicio para el asentamiento de clubes deportivos, y el desarrollo de jugadores.

En Tercera división la historia es más ingrata, pues el circuito es agreste e incluye la inversión de padres de familia y enormes gastos que en la mayoría de ocasiones, corren por cuenta de gobiernos locales, un dinero que jamás es recuperado, con relatos victoriosos en honrosas excepciones.

 

Foto: Águilas UAGro disputaban la cima del grupo 6 de Tercera División cuando se suspendió el torneo por la pandemia.

 

Clubes como León Acapulco, Cuatetes, Mantarrayas, Galgos y un largo etcétera, forman parte del registro.

 

Foto: Rulovsky Pharaoh.

 

Goles y carrizos.

La noticia reciente de la creación de una liga de futbol profesional alternativa en México, más rodeada de especulaciones e información a cuentagotas, no permite soñar y mucho menos pensar, por antecedentes, probabilidad y entorno, en un resultado distinto, más allá de los beneficios que podría o no, conllevar un  equipo profesional de futbol.

La crisis derivada de la pandemia del Covid-19 dejará una sociedad y gobiernos lastimados económicamente, escenarios desgastados que requerirán probablemente otro tipo de incentivos para levantarse.

El futbol podría ser uno de esos resortes, pero necesita proyectos viables, transparentes, sustentables, en los que la fórmula que se necesita, igual que hace 30 años, tal vez sea un proyecto dirigido e impulsado por acapulqueños.

Además, se desconoce en qué forma el deporte profesional regresará tras la epidemia.

 

Foto: Joven en playa de Acapulco. (1/ago/2017).

 

Mientras tanto, el lugar en que fueron destruidos los carrizos, continuará como el mismo en que destruyen los sueños del futbol profesional.

 

 Foto: Pasión futbolera existe, proyecto no.

 

 

Foto: El estadio que no fue…(6/feb/2016)

 

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