Del cine Flamboyant a Netflix: ¿Nadie está viendo lo que pasa fuera?

 

Por: Héctor Briseño.

 

Acapulco, Gro., (20/feb/2021).

 

El cine cuestiona, proyecta fantasías y realidades, la historia de los seres, enfrenta, asusta y conmueve como lo hizo a finales del siglo 19, y algunas veces entretiene.

 

¿El 68 sigue vivo?

Fue entre 1990 y el 91 que se exhibió en el cine Flamboyant de Acapulco “Rojo Amanecer”, dirigida por Jorge Fons, a una de cuyas proyecciones, la última de la noche y entre semana, asistí con mi padre para cumplir una tarea dictada por el maestro de Química de la secundaria.

Las emociones que en mí sembró la cinta protagonizada por María Rojo y Héctor Bonilla, provocaron un azorado silencio en mis pasos de regreso al automóvil, una ochentera Caribe blanca por cierto: en cuanto empezó a circular por la Costera fue muda testigo de mis lágrimas.

El llanto se apoderó en mí de manera inexplicable.

 

 

Mi papá, apasionado cinéfilo sin proponérselo, alcanzó a decir, según recuerdo, palabras más, menos:

“Estuvo cabrón…”, mientras conducía de regreso, la mayor parte en silencio.

El verano de 1968 terminaba de manera violenta en México y una verdad se revelaba a mi conciencia.

Ingenuo, indignado, contrariado, me preguntaba una y otra vez, como lo sigo haciendo en ocasiones:

¿Nadie se dio cuenta lo que ocurría?, ¿Nadie hizo nada?

 

 

Medio siglo después surgen múltiples respuestas, confusas, insuficientes, de una realidad oculta durante años.

En los últimos lustros archivos resguardados han salido a la luz dando pie a investigaciones, reportajes, libros.

El cine no está exento de ello.

 

 

Este fin de semana Netflix exhibió gratuitamente “El juicio de los 7 de Chicago”, dirigida por Aaron Sorkin, que remite al espectador al verano de 1968 en la ciudad de Chicago, Illinois, en los Estados Unidos. El motivo, el 51 aniversario del final de dicho juicio.

Con uno que otro cliché del cine estadounidense, en el clímax del filme una mujer cuestiona:

“¿Nadie más está viendo lo que pasa fuera?”

Es la pregunta que taladra ante la realidad circundante, ante las certezas reflejadas, las que siguen escondidas, como el polvo debajo de la alfombra.

 

 

Del vocabulario extraído de los 60 y 70 en contextos similares, de la “primavera sesentera del planeta”, surgen palabras, ¿hashtag es el término adecuado?, como rebeldía, protesta, compromiso, utopía, contrainsurgencia, sistema, infiltrados, comunismo, policía, orden, burguesía, armamento, autoritarismo, inteligencia, juventudes, rock and roll, ejércitos, brigadas, libertades, represión, radicales, cerrazón, opresión, propaganda, tortura, discriminación, racismo, elecciones, el absurdo, el Gobierno.

 

 

¿Hemos cambiado?, ¿estamos a la altura de las circunstancias?

Ellos, los otros, los que mandan, ¿están a la altura del momento?, ¿Quién controla ahora los sentimientos?, ¿existen ya las libertades?, ¿virtuales realidades?, ¿cambió sus formas el poder?, ¿otras formas de sometimiento?, ¿Quién tiene el control ahora?, ¿Quiénes son los olvidados?, ¿la lucha está ganada?, ¿Dónde incrustar la palabra más temida?, ¿Revolución o evolución?

De aquella noche del cine Flamboyant a la proyección de Netflix, más de medio siglo después de los sucesos de la década de los 60, la confrontación con la conciencia es obligada.

El 68 me parece, sigue vivo y hay motivos para recordarlo.

¿Y las emociones de esta noche?, bueno, otro aniversario, el 2 de febrero hubiera cumplido años mi padre.

¿Nadie está viendo lo que pasa fuera?

 

 

 

 

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